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Alberto Plaza lució lo mejor de su repertorio romántico

Pasaron ocho años desde el debut de Alberto Plaza en Córdoba, y ha cambiado mucho la historia. Desde una actuación que pasó prácticamente inadvertida en María María, pequeño reducto de Nueva Córdoba, hasta un Orfeo propio con más de cinco mil personas coreando sus canciones. Plaza no se cansa de recordarlo, con una sonrisa, también desde el escenario mientras la multitud lo aplaude a rabiar.
Pero con la misma soltura y el carácter intimista con que cantaría para 200 almas, el cantautor chileno consiguió cautivar a las plateas casi repletas, con un prolijo repertorio romántico, con amores y desamores como protagonistas excluyentes.
El sábado pasó por el Superdomo en su único recital en Argentina, y desparramó su cancionero en el que alternó baladas con algunos pocos temas movidos y hasta un alegato contra la guerra, No te demores, que no puede ser tildado de oportunista (tiene varios años ya) pero que fue oportuno: Ya somos miles y miles los que no queremos más guerra, los que no queremos misiles.
Voy a cambiar el mundo, Polvo de estrellas, Milagro de abril, Bandido, Cómplices, Ahora es Miguel, Aventurera, Sentencia, fueron algunas de las canciones más aplaudidas que interpretó el artista chileno de paso por la ciudad, y que han conseguido afianzarse en toda Latinoamérica. Y, por supuesto, Vuela una lágrima, el tema que compuso para Los Nocheros (anoche actuaban en Chile, en Viña del Mar), y que le abrió muchas puertas en el país.
Interpretada sobre el final, esta canción demostró que tanto el cuarteto salteño como el chileno comparten un público similar, de mayoría mujeres que gritaban “te amo” de cuando en cuando, e iluminaban algunos pasajes de la noche con sus encendedores desde la platea.
Algunos pasajes del recital mostraron lo mejor de Alberto Plaza, especialmente cuando cantaba con su guitarra y prescindía de la banda completa. El set más acústico del recital permitía disfrutar a Plaza en su totalidad, aunque por momentos parecía que sus temas estaban cortados por la misma tijera.
En la poesía, sencilla pero efectiva, radica el imán de Alberto Plaza con la gente. Con ella conseguía enamorar a las plateas sin la postura de un tradicional sex symbol y sin un manejo del escenario mayor al imprescindible. Su voz y el micrófono, algunas anécdotas (como la de una pareja presente en la primera fila que se conoció a través de los fans clubes del artista de Córdoba y Colombia), eran suficientes.
Plaza cantó durante dos horas, en un show que se desarrolló sin prisa pero sin pausa, estrenando los temas de su último disco, Un día más, y repasando su cancionero de más de 15 años de carrera en la música. Y no le alcanzó: tuvo que volver a salir dos veces, para los bises, cuando la ovación del final lo requería.