Fots del Evento

Nota - Divididos

Para ablandar las estructuras de esa pinturita que es el Orfeo Superdomo (superior en capacidad a Obras Sanitarias y, en confort, al Luna Park) nada mejor que un concierto de rock tocado por personal idóneo en el tema. Y si el show es convocante y reúne a siete mil personas de todos los extractos, el marco remitirá a una postal de concierto internacional. Excitante, claro. A pocos días del último azulejo, Divididos estrenó un domo digno del primer mundo con un concierto propio del tercero, sólo por esa imperiosa necesidad de devolver el precio de la entrada con una lista interminable de temas. La gente quiere los hits, los músicos se los dan en conciertos con tics previsibles, y eso habla de cierto conservadurismo. Por lo demás, sí, Divididos y el domo se dieron la mano (que quede claro: Divididos también es sinónimo de Primer Mundo). Es más, se podría decir que el trío de Mollo domó al domo. Pero no sólo estadio estrenaba Divididos. Esta parada cordobesa también significaba el estreno en sociedad de Vengo del placard de otro, un ensayo sobre la identidad nacional en el que hay medios tiempos intensísimos (Ay, qué Dios boludo, Villancico del horror y Puertas, con referencias al Zeppelin místico de Kashmir ), cuya exposición en vivo hace dar gracias a todos los santos por habernos dado a Divididos. Especialmente, porque el público, con un promedio de edad de menos de 25 años, no tuvo la posibilidad de apreciar a Pescado Rabioso (la versión de Despiértate nena, con dedicatoria a Spinetta y Black Amaya, fue magnífica) ni a Manal ni a las versiones primitivas de Pappo’s Blues. El power trío de esta era es Divididos. Y no hay con que darle. Sobre todo cuando en sus entregas acierta en materia de iluminación y escenografía. Ese es otro aspecto que habrá que reconocerle a Divididos. Nunca descansa en su propia contundencia rockera. Divididos trabaja sus conceptos con obsesión de orfebrería. La progresión del show no dio respiro. Empezó con sonido opaco y los aplastantes Salir a asustar, Capo capón, Nene de antes y Tanto anteojo. Y promedió con un continuado hecho de pura contractura en plan Primus de las canciones Qué tal, La rubia tarada (el primer rap del rock argentino) y Dale azulejo. Aquí, el ritmo fue clave, y el tándem Araujo–Bam Bam Miranda brilló en sintonía. Antes de eso, habían pasado los primeros temas nuevos, todos plagados con referencias pos cacerolazos. Ay, qué Dios boludo habla de “aquelarre de presidentes, un ratito cada uno” y Aburridos peligrosos insiste con eso de que “esta es la era de la boludez”. Una de dos, o los Divididos son autorreferenciales (recordar que su mayor éxito de ventas se llama así) o en todos estos años no supimos reaccionar. Y para disertar sobre cambios, nadie mejor que Mollo que en menos de 20 minutos pasó de hablar de un “nene de antes con un 10 en resacas” a referirse a sí mismo como “un hombre que espera el alba” (Par mil). Ya no hay dudas, Mollo cambió para estar mejor. ¿Arnedo? Diego Arnedo es Maradona. En el sobre interno del disco sale en camilla, lo cual prueba que ha exorcizado demonios propios y combatido muy duro con los ajenos. Pero hoy luce como un tipo alegre en este infierno. Tiembla el domo. La energía de Divididos se transmitió a las siete mil personas que asistieron al concierto en el Orfeo. How smart should your home be? That depends on your budget. Costs range from a few thousand dollars to several hundred thousand dollars. The good news: Average consumers are finding it more affordable to wire up their homes. More homebuilders are offering "digital" homes. (They leave you with icon-driven touch pads to operate your new system.) People with older homes can now hire installers to set up their systems, too. Here's a brief rundown on the biggest features in today's home automation. Most wired-up homes rely on old-fashioned power lines to operate. Others use radio frequency airwave technologies, phone lines, multimedia cabling, and low-voltage wiring systems connected to a central processing unit (CPU), or a combination thereof. Wireless technologies may someday power most, if not all, smart homes.